24.12.11

Visita al veterinario

- Miau, miau – mulló el gato -. Miau, miau, miau. Miau.
- Dice que no tienes razón – tradujo la niña -. Que estás equivocado.
- ¿Disculpa? – se indignó el psicólogo veterinario -. Soy un profesional reputado. Tengo decenas de títulos que certifican que llevo años estudiando la forma de comportarse de los animales. Los entiendo. Sé lo que quieren y éste en particular – señaló al minino – está deprimido.
- Miau, miau, miau…
- …no estoy deprimido…
- …miau, miau, miau, miau….
- …me duelen los dientes…
- …miau, miau, miau, miau.
- …y no puedo comer. Eso es lo que ha dicho – afirmó la niña.
El veterinario se quedó mirándolos, boqueabierto.
- ¿Miau?
- Pregunta si le vas a ayudar – concluyó la niña.
El gato asintió y abrió la boca. El psicólogo veterinario miró dentro y vio cosas que arreglar. Por raro que pareciera, la niña parecía tener razón.


Texto: Pepe Fuertes (@pepefuertes)
Ilustración: Teresa Cebrián (@cebrianstudio

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