22.12.11

Caracoles

Era un incomprendido entre los suyos. Sólo ella había sabido entender su pasión. Todo había empezado cuando se quedó pegado a un coche de carreras. Recordaba perfectamente el suave ronroneo del motor y, sobre todo, el vértigo de la velocidad al acelerar y frenar. Inmediatamente se había vuelto adicto.

Desde entonces había estado construyendo su propio vehículo con piezas del desguace. Ahora que lo había acabado los dos podrían atravesar el mundo y sólo tendrían que detenerse cuando se acabara la cuerda.

Texto: Pepe Fuertes (@pepefuertes)
Ilustración: Teresa Cebrián (@cebrianstudio

Más cuentos en: www.senorocre.com

No hay comentarios: