Cada una empezó por su cuenta en el mundo de la danza, con idéntico
resultado: nadie quería saber nada de bailarinas de más de 1000 kilos.
Todo cambió el día que las tres se juntaron en un casting y se dieron
cuenta de que no estaban solas. Fue el momento en que decidieron que, si
nadie les daba trabajo, ellas se lo darían a sí mismas.
Pronto fue evidente que no podrían hacer un
espectáculo normal y corriente. Nadie iría a ver cómo hacían de cisnes,
princesas o dulces damiselas. Ellas eran algo más. Debían hacer algo
distinto. Por eso montaron la compañía de danza de las Valkirias. Serían
diosas guerreras de la danza y actuarían como tal.
Tras meses de duro trabajo se decidieron a
mostrarlo. Sólo un teatro quiso saber de ellas. Pequeño, situado en el
centro de la ciudad, el Valhalla había sido magnífico en el pasado, pero
la crisis y la edad lo habían degradado y ya muy pocos artistas querían
actuar en él. Las facturas señalaban una única salida: cerrarlo y
venderlo al mejor postor. Aquella sería la última representación si no
ocurría un milagro.
La noche del estreno todo eran nervios. Entre
nostálgicos del Valhalla y amigos y conocidos de las bailarinas habían
conseguido llenar. Sería un buena recaudación, pero no lo suficiente
para evitar el cierre, si no se repetía.
Se hizo el silencio y la oscuridad inundó la
sala. Las Valkirias asaltaron el escenario al son de Wagner y, durante
una hora, contaron la historia de una diosa que luchaba contra sus
hermanas y su propia esencia para darle unos días más de vida a un
guerrero moribundo. Hubo risas, lágrimas, emoción y, como cierre, una
enorme ovación.
Aquella mañana fueron a mirar los foros especializados, que marcarían el destino del teatro y de la compañia.
"El baile de las Valquirias es como ver un cuadro de Botero en movimiento."
"Tan gráciles como plumas, tan contundentes como terremotos."
"Poderoso y sutil. Titanes haciendo pajaritas de papel"
El
espectáculo estuvo en cartel tres meses, siempre lleno, antes de
empezar una gira nacional y el Valhalla pudo cerrar con dignidad. De
alguna forma, el milagro de las Valkirias se hizo realidad.
Texto: Pepe Fuertes (@pepefuertes)
Ilustración: Teresa Cebrián (@cebrianstudio)
Más cuentos en: www.senorocre.com
Texto: Pepe Fuertes (@pepefuertes)
Ilustración: Teresa Cebrián (@cebrianstudio)
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