Rezaba una leyenda que si viajabas siempre siguiendo el camino
del sol, al final llegarías a un lugar con tanta agua que era capaz de
apagarlo cada noche y que, con lo que sobraba, todas las tribus del
desierto podrían beber varias vidas.
Eso me contó cuando me encontré con él. Parecía muy
ilusionado. No le dije que yo venía de allí ni que aquella agua no se
podía beber. Lo descubriría él solo.
Al menos las vistas merecían la pena.
Texto: Pepe Fuertes (@pepefuertes)
Ilustración: Teresa Cebrián (@cebrianstudio)
Texto: Pepe Fuertes (@pepefuertes)
Ilustración: Teresa Cebrián (@cebrianstudio)
No hay comentarios:
Publicar un comentario