11.12.11

La botella

Cogió la botella y miró en su interior. Estaba medio llena.
- Medio vacía - corrigió una voz en su cabeza.
- No tengo ganas de discutir - se contestó Jack.
No hubo respuesta. Volvió a la botella. Seguía con agua aproximadamente por la mitad.
- En realidad, queda sólo un tercio - volvió a interrumpir la voz.
El agua olía a...
- Salitre y yodo.
- Gracias, pero no necesito tu ayuda - escupió Jack.
- Claro, por supuesto, ya me callo.
...salitre y yodo. Agua de mar. Una botella con agua de mar en una casa en medio del desierto. Un misterio digno de...
- No es un misterio.
- ¿Alguien te ha pedido opinión?
- No, pero no es ningún misterio.
... de un investigador de su nivel. Sólo existía una razón por la que aquello podía estar ahí y era...
- No es por eso.
- ¡Pero si no sabes lo que iba a decir!
- Pero sí lo que piensas.
- Sal de mi cabeza.
- Sabes que no puedo.
- ¡Pues deja de pensar por mí!
No hubo réplica. Jack respiró hondo y trató de volver a lo que estaba. La razón era que...  lo había olvidado. Durante un instante lo había sabido pero ahora no lo recordaba. Sólo había una forma de volver a saberlo.
- Vale, di por qué está ahí esa botella.
Nadie contestó.
- ¿Por favor?
- ¿En qué puedo ayudarles, quiero decir, ayudarle? - se corrigió el dependiente al ver que allí sólo había una persona - ¿Estaban ustedes buscando algún aroma en particular?
Jack se quedó mirando a quien acababa de hablar, un pez metido en un traje de astronauta lleno de un líquido transparente, y se dio cuenta de que lo que necesitaba por encima de todo era beber un poco de agua dulce.

Texto: Pepe Fuertes (@pepefuertes)
Ilustración: Teresa Cebrián (@cebrianstudio)

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