- En las frías noches de este invierno que no acaba es cuando somos libres - dijo a su aprendiz -. Porque cuando se hace de día el silencio es el amo y señor de este lugar. Una ley no escrita dice que no se puede hacer ruido mientras el sol esté despierto. La luz nos delata, nos muestra ante ellos y si somos demasiado viejos, o llamamos su atención, nos cogen. No he visto volver a nadie de los que se han llevado.
- Pero...
- ¡Shh! - susurró el maestro -. No te muevas. Creo que va a amanecer.
Texto: Pepe Fuertes (@pepefuertes)
Ilustración: Teresa Cebrián (@cebrianstudio)
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